martes, 5 de agosto de 2008

El delito de ser brasiguayo


Hay algo de peligroso y preocupante en la renovada campaña "antibrasileña" que impulsan algunos dirigentes de organizaciones campesinas, como el inefable Elvio Benítez, de la Coordinadora de Lucha por la Defensa de la Soberanía, de San Pedro.
Desde aquella mediática quema de una bandera "verde amarela" durante un acto público en Santa Rosa del Aguaray, en mayo pasado, frente a la propiedad del productor Ulises Teixeira, hasta las recientes amenazas de ocupar tierras de varios inmigrantes en el segundo departamento, con agresivas pancartas que rezan "¡Fuera brasileños!", ha ido resurgiendo un discurso que denota actitudes de xenofobia (odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros), intolerancia y populismo seudonacionalista.
¿Es ahora un delito haber nacido en Brasil y vivir en el Paraguay, hablar con un acento marcado por el portugués? Cuidado: hay demasiadas terribles experiencias acerca de discriminaciones y persecuciones en la historia de la humanidad, solo por haber nacido en otro territorio, por ser y expresarse de modo diferente.
Es cierto que hay irregularidades que envuelven a un sector de los inmigrantes de origen brasileño, pero son exclusiva responsabilidad de las autoridades paraguayas.
Si las mejores tierras fronterizas de Itapúa, Alto Paraná, Canindeyú, Amambay y Alto Paraguay fueron malvendidas a los "fazendeiros", fue culpa de la corrupta dictadura stronista y los sucesivos gobiernos que hipotecaron la soberanía territorial. Si hubo aniquilación de bosques vírgenes y destrucción de recursos naturales para imponer cultivos extensivos de soja, fue por la incapacidad de las autoridades paraguayas en proteger el patrimonio ambiental.
Los brasiguayos no son invasores. Llegaron con el sueño de labrarse un porvenir (como tantos paraguayos van a la Argentina y al Brasil, a España o Estados Unidos). Han fundado prósperas comunidades, como Santa Rita, Naranjal, San Alberto, Santa Fe, Iruña... a las cuales se han ido integrando muchos paraguayos criollos, en un rico proceso multicultural.
Ellos han visto nacer a sus hijos en esta tierra roja y sienten que es su nueva patria. Reclaman un lugar en este nuevo tiempo que el país comienza a caminar.
¿Quién les puede negar ese derecho?

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