martes, 1 de noviembre de 2011

El Paraguay inexplicable


"A ver, explícame algo...", me pidió el colega extranjero. Tragué saliva y esperé la pregunta clásica, incómoda, inevitable: "¿Qué carajos es lo que está pasando en Paraguay?...".
Fue el martes al atardecer.
Una agradable brisa acariciaba la terraza del hotel, donde una fría cerveza nos ayudaba a asimilar la prolongada jornada del Foro Eurolatinoamericano de Comunicación, con algunos de los más grandes maestros de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) de Gabriel García Márquez, por primera vez en Asunción.
Desde abajo llegaba el eco del tráfico colapsado, tras un día de agitadas marchas y manifestaciones en el centro.
El joven e inquieto reportero internacional me contó que en un taller de crónicas con el hispano-colombiano Miguel Ángel Bastenier, este les provocó con una pregunta inusitada: "¿El Paraguay existe?".
Él intentaba demostrarlo con una imagen prefabricada: la de una sociedad que pudo derrocar a un largo y corrupto régimen dictatorial, y ahora construía un país moderno y progresista, sensible a las necesidades sociales, de la mano de esclarecidos líderes políticos... pero la realidad no le dejaba.
"A ver, explícame: ¿Cómo es que en el país de las más grandes hidroeléctricas, una simple lluvia los hace regresar a la era del oscurantismo?", me indagó, tras sufrir el largo apagón del lunes.
Quiso saber por qué las peleas políticas más feroces no son entre el Gobierno y sus adversarios, sino entre el Gobierno y sus aliados. O por qué el Ejecutivo presenta leyes para modernizar los aeropuertos, o para desarrollar las micro, pequeñas y medianas empresas, o para desarrollar tecnologías de ensamblajes, y luego él mismo Ejecutivo las manda al basurero.
"A ver, explícame: ¿El Partido Liberal es Gobierno u oposición?", me disparó. Le dije que no me sentía capaz de responder a ese insondable misterio, pero me queda el consuelo de que los propios liberales tampoco lo saben.
No me quedó más recurso que citar a Augusto Roa Bastos, en un recordado prólogo a El dolor paraguayo, de Rafael Barrett: "No hay mirada sobre el Paraguay que no ofrezca esta extraña sensación de irrealidad". Recogía la ardiente metáfora que Barrett expresó en un artículo, en agosto de 1905: "La realidad delira como un moribundo y nos arroja al rostro ráfagas de su enorme historia".
Las citas literarias surtieron efecto.
Mi amigo pidió otra cerveza y me preguntó cómo anda Larissa Riquelme y qué chances tiene la Albirroja para el Mundial Brasil 2014.
Más tarde leí en su cuenta de twitter: "Paraguay existe... pero es inexplicable".

No hay comentarios:

Publicar un comentario