viernes, 26 de diciembre de 2008

En busca de las buenas noticias perdidas

El anterior presidente paraguayo, Nicanor Duarte Frutos, intentó tener su propio canal de televisión y su propio periódico de “noticias positivas”, pero apenas llego a sacar dos ediciones. Parece que las noticias se le acabaron muy pronto.

El actual mandatario, Fernando Lugo, ya publicó en estos días el primer ejemplar de su propio periódico y ahora anuncia la construcción de una agencia estatal de noticias en internet.

"Es un portal que pretende traer información general, pero no del formato de la propaganda o de la información oficial sino desde el formato y el estándar de cualquier portal periodístico”, explicó Augusto dos Santos, ministro de Información.

El detalle de que el proyecto está vinculado a la agencia informativa estatal Telam, de Argentina, cuyos asesores colaborarán en el proceso de estructuración, del 6 al 18 de enero, causó roncha entre varios colegas blogueros del periodismo argentino.

El influyente Dario Gallo, ex editor de la revista Noticias y actual editor de Perfil.Com le da con un hacha al proyecto desde su Bloc de Periodista. Lo mismo hace el correntino Gonzalo Peltzer, ex vice-director de Última Hora de Asunción y actual director de El Territorio de Posadas, en su blog Paper Papers.

“Los paraguayos van de mal en peor si van a ser asesorados por la agencia de noticias que dirige el ex Página12 Martín Granovsky. Télam es la imagen decadente de una organización periodística reducida a órgano oficial” escribe Gallo.

Y Peltzer, que muy bien conoce la realidad paraguaya, agrega: “Poder y periodismo no casan. Para colmo han elegido a Télam para que los asesore. Télam maneja -manipula- la información oficial, censura a sus propios periodistas y distribuye y paga (cuando quiere) la publicidad del gobierno nacional que mendiga gran parte de la prensa argentina”.

Habrá que ver como viene la mano. Algún punto a favor hay que darle a Augusto Dos Santos, un periodista que hasta ahora se destacó por su honestidad intelectual, su solvencia moral y gran profesionalismo.

Pero uno tiene ganas de preguntar: en vez de gastar en agencias y periódicos “buena onda”, ¿no sería más efectivo y barato que el Gobierno mejore su política de comunicación al relacionarse con los medios?

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