domingo, 27 de abril de 2008

El perro guardián de la democracia


El 26 de abril de 1991, un valeroso periodista fue asesinado en el ardiente mediodía de la tierra de nadie, por denunciar a la mafia fronteriza. A diecisiete años, el crimen sigue en total impunidad, llaga viva en el rostro de la (in)Justicia paraguaya. A Santiago Leguizamón le hubiera encantado compartir esta explosión de esperanzas renacidas tras las elecciones, sentirse también “culpable” de la alegría.
El 26 de abril de 2005, otro periodista del alma y el más grande escritor del Paraguay fallecía en un sanatorio de Asunción, reintegrado a su amada tierra. Al maestro Augusto Roa Bastos también le hubiera encantado estar aquí, celebrando con los hijos de hombres que hicieron rugir el trueno entre las hojas para dar un ansiado fin a la prolongada lucha hasta el alba.
¿Qué tendrá este mes, tan especialmente trágico y magnífico a la vez, tan cargado de significaciones históricas para la Patria, y en particular para el periodismo?
El 26 de abril de 1845 apareció “El Paraguayo Independiente”, primer periódico, fundado y dirigido por Carlos Antonio López. ¡Qué diferencia entre aquel primer presidente, que sentó las bases para el desarrollo del periodismo libre, y el actual mandatario saliente, Nicanor Duarte Frutos, ex periodista, quien atacó y calumnió a sus antiguos colegas, como parte de su guerra sucia electoral, tratándonos de “escribas a sueldo”, “mediocres”, “venales”, “príncipes de la tipografía corrupta”, y nos advirtió que íbamos a terminar tragándonos nuestros propios vómitos luego de las elecciones, por cumplir la función de informar sobre casos de corrupción y abusos de su gobierno!
A veces el mundo da vueltas… y por esas raras casualidades y causalidades que se dan una vez cada 61 años, la historia se ocupa de poner las cosas en su debido lugar.
La ciudadanía ya demostró que puede ser protagonista del cambio. Un sector de la clase política se revela capaz de redimirse y asumir los desafíos de un tiempo nuevo. ¿Y los comunicadores…? También necesitamos mirarnos en el espejo y reconocer defectos que envilecen nuestro oficio, que nos impiden crecer y mejorar, para ofrecer a la sociedad un periodismo más ético, responsable y de mayor calidad.
Es hora de acabar con lo que el colega Augusto Dos Santos denomina “la itaiputización del periodismo”. No es problema que los medios reciban millonarias pautas publicitarias del Gobierno, o de Itaipú y Yacyretá, pero que sean de modo transparente y democrático, con licitaciones o concursos, y los mensajes se difundan como espacios publicitarios explícitos, no como propaganda electoral disfrazada de noticias para estafar al público. Y que el dinero no condicione la postura crítica e independiente de los periodistas.
También es hora de revisar a centenares de emisoras de radio, legales e ilegales, en manos de caudillos políticos -en su mayoría colorados, pero también liberales y de otros partidos- que se usan para campañas partidarias hostiles que dividen a las comunidades, distorsionando el rol de servicio público informativo abierto que debe cumplir un medio de comunicación.
El amigo y colega Luís Bareiro sostiene que desde ahora los periodistas vamos a ser todos colorados, porque el periodismo tiene que hacer oposición. Disiento con él. Nuestra función no es hacer oposición ni oficialismo. Es hacer periodismo.
Si el gobierno de Fernando Lugo realiza positivas acciones, habrá que informarlas, sin miedo a ser considerados “los de la prensa amiga”. Y si surgen indicios de que un ministro o funcionario de Lugo comete algún acto de corrupción, habrá que investigarlo a fondo y publicarlo con todas las letras, sin temor a que nos acusen de ser “la prensa anti-luguista”, conspiradores de un oscuro plan para desalojar del poder al ex obispo presidente.
El periodismo no debe ser el cuarto poder, sino el contrapoder. El fiscal insobornable. El perro guardián de la democracia. Y los vigilantes, a la vez, debemos ser vigilados por la sociedad, a través de observatorios de medios, defensores del lector e instrumentos de auto-regulación, más que por leyes de prensa que solo sirven al poder de turno para establecer arbitrarias censuras.
En momentos de mi vida me tocó ser amigo cercano del actual presidente de la República, Fernando Lugo, como también lo fui, como compañero en Última Hora, de Nicanor Duarte Frutos. Pero esa amistad nunca condicionó ni va a condicionar mi responsabilidad profesional, ni mi compromiso ético. Los lectores y las lectoras lo saben.
Un nuevo Paraguay necesita un nuevo periodismo. Sepamos construirlo.

jueves, 17 de abril de 2008

Crónica escrita al borde del futuro

Escribo esta crónica en medio de la noche de la Triple Frontera, asomado al borde del futuro, rodeado por un silencio ensordecedor.
La guerra de los mundos de la propaganda política se acabó oficialmente a las cero de la madrugada del viernes y el aire se quedó repentinamente vacío de mareas coloradas y desafíos azules, de candidatos sin arrugas y sonrisas falsificadas con photoshop, de terroristas inventados por decreto y difuntos escritores resucitados contra su voluntad para adherirse a la campaña oficialista, de promeseros mediáticos y madres víctimas que convierten su dolor en mercancía electoral, de estridentes parlantes distribuyendo gritos, insultos, hurras, proclamas, panfletos y diatribas al son de las polcas partidarias.
En este silencio súbitamente recuperado es raro poder oír y apreciar otra vez los viejos sonidos que habían quedado tapados por el infierno proselitista: el ladrido de un perro, el rumor del río a la distancia, el llanto de un bebé, la melancólica canción de un borracho que rueda por las calles… La vida cotidiana, al otro lado de la política.
Pero la tensa calma es solo aparente. La noche tiene un largo sabor a vigilia y las manecillas del reloj avanzan con su tic tac inexorable hacia la encrucijada del domingo.
Suena el teléfono. Una amiga periodista brasileña me saluda desde un hotel en Asunción y me pregunta quién creo que va a resultar electo presidente. Soy muy sincero al confesarle que por primera vez, a mis 46 años de edad, tengo serias dudas para apostarle al caballo del comisario. Por primera vez en las nueve elecciones presidenciales de mi vida -incluyendo a los farsescos comicios que montaba la dictadura stronista-, me escucho decir estas palabras inéditas: “No se quién va a ganar”.
Y descubro que eso es lo nuevo, lindo y maravilloso en la desgarrada historia de este país llamado Paraguay.

* * *

Mañana, los paraguayos y las paraguayas vamos a tener la oportunidad de engendrar a un nuevo país.
¿Cómo será ese Paraguay distinto? Todavía no lo conozco, pero ya mucho lo extraño. Tengo unas locas nostalgias de ese país que todavía no existe en el mapa.
Debo confesarlo… tengo miedo.
Miedo de que dejemos pasar esta oportunidad única y quizás irrepetible.
Miedo de que la cultura de la corrupción y la ignorancia, la cultura del conformismo y la pobreza, la cultura del mbareté y la injusticia… estén tan enraizadas en la gente, que aún nos pueda resultar muy difícil lavar la telaraña que cubre los ojos.
Miedo de que los creadores de la pesadilla consigan, una vez más, robarnos el sueño.
¡No hay que permitirlo!
Votar es mucho más que depositar unos papelitos en las urnas.
Votar es decidir el futuro, transformar la historia de una nación.
Votar es asumir la posibilidad concreta de que algo cambie positivamente… o todo siga igual.
Los corruptos te pueden pagar cincuenta mil o un millón de guaraníes a cambio de tu voto, pero siempre será una suma ínfima, irrisoria, porque ni todo el dinero del mundo puede pagar el precio de ejercer libremente un derecho soberano.
Durante un breve instante que equivale a una eternidad, allí, en la soledad del cuarto oscuro, cada ciudadano será un poco Dios creador, amo del destino. ¡No debemos renunciar a este privilegio!
Por los niños que merecen una vida con más dignidad.
Por la tierra que espera la caricia de nuevas semillas.
Por asegurar la libertad y recuperar la alegría.
Por los que están lejos y merecen regresar a su lugar en el mundo.
Por la vida.
El futuro está allí… al alcance de la mano.
Mañana…

viernes, 11 de abril de 2008

Cambalache electoral


“¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón…!”.

(Enrique Santos Discepolo, “Cambalache”).

NO ROBARÁS.
Solo en el Paraguay puede suceder algo así. Que candidatos a gobernador, concejales departamentales y diputados por Alto Paraná tengan que juntarse para suscribir un compromiso público ante la ciudadanía de que van a ser honestos.
Ocurrió este martes, en Ciudad del Este. Luis Moriz (PLRA), Prince de Aguilera (Patria Querida), Isabelino Silvero (Alianza Patriótica), Waldemar Zárate (Movimiento ERES), Martín Otta (Resistencia Ciudadana), Mario Ojeda (P-Mas), entre otros, firmaron “un manifiesto por la transparencia y honestidad en el manejo de los bienes públicos y contra la corrupción”.
En el documento, textualmente, los políticos “se comprometen a no robar en forma alguna, ni utilizar ineficientemente, ni malversar, ni sacar ningún provecho o privilegio de cualquier naturaleza que fuera de los bienes, que puedan estar bajo su control como miembros del Ejecutivo, Legislativo o Junta Departamental, bienes que pertenecen al Estado Paraguayo y consecuentemente a todos los ciudadanos paraguayos”.
¿Está todo tan al revés en este país, que los políticos tienen que salir a prometer como algo extraordinario lo que debería ser lo más normal?

AUSENTES. El candidato a gobernador por el Partido Colorado en Alto Paraná, Nelson Aguinagalde, fue el único que no se presentó a firmar el compromiso del Séptimo Mandamiento: No Robarás.
Casualmente, la presidenciable oficialista Blanca Ovelar fue una de las pocas que no respondió a las consultas del Centro de Información y Recursos para el Desarrollo (CIRD), acerca de su patrimonio personal y el costo de su campaña, entre otros datos, para el sitio http://www.aquieneselegimos.org.py/, que pretende ilustrar a la ciudadanía acerca de quiénes son los candidatos y la candidatas.
¿Por qué será que a los colorados les molesta tanto firmar o contestar algo así?

EL MESÍAS. La Alianza Patriótica para el Cambio tiene varios spots publicitarios televisivos muy buenos e ingeniosos, como esa con el cartelito de cambio de jugadores en la cancha de fútbol: “Entra 6 – sale 1”.
Sin embargo, existe una propaganda con un mensaje muy cuestionable para quienes pretenden presentarse como alternativa diferente a la perversa tradición del “único líder”.
Es la que presenta a obreros, campesinos, jóvenes, madres, etc., cayéndose unos sobre otros como fichas de dominó… hasta que… ¿quién aparece para atajarlos y levantarlos como si fuera un supermán criollo? ¡El presidenciable Fernando Lugo!
¿No era que estábamos hartos de mesías, tendotases y salvadores iluminados de la Patria?

MANIPULACIÓN.
El querido y recordado maestro Augusto Roa Bastos debe estar revolcándose en su tumba ante la grotesca y arbitraria utilización de su figura con fines electoralistas, algo a lo que él siempre se opuso decididamente mientras vivió.
Con mucha insistencia, la televisión emite fragmentos de una entrevista en donde el gran escritor habla de su admiración por las mujeres paraguayas, y confiesa su antiguo sueño de que una mujer llegue a ser presidenta del Paraguay.
Sacadas del contexto en que fueron pronunciadas en el pasado, las palabras de Roa parecen decir: “Vote por Blanca Ovelar”. Algo impensable en quién tuvo siempre su opción ideológica muy clara y no precisamente a favor de los colorados.
Los que produjeron el corto propagandístico son tan cobardes que ni siquiera se animan a identificarse con un nombre o un logo institucional al final del material.
¿Qué dirán los hijos y herederos de Roa Bastos sobre esta asquerosa manipulación de su memoria?

EL OTRO LINO OVIEDO. Tengo muchísimas críticas y muy pocas simpatías con respecto al señor Lino Oviedo y a todo lo que él representa: su oscura historia personal y política, su ideología a menudo reaccionaria, sus vinculaciones no del todo aclaradas con el crimen del vicepresidente Argaña y los sucesos del Marzo Paraguayo.
Pero es de entera justicia destacar que Oviedo es el único candidato presidencial que el viernes publicó un aviso institucional expresando su solidaridad con Última Hora –precisamente el medio gráfico que más lo criticó y lo enfrentó a lo largo de los últimos años–, y condenó la nueva maniobra oficialista que busca censurar el derecho ganado por este diario para publicar encuestas hasta días antes de las elecciones.
Se podrá decir que es un acto oportunista, fruto de su conocida viveza política, pero eso no cambia que es un gesto digno de Oviedo, que fortalece a la democracia.