viernes, 13 de agosto de 2010
Cáncer y política
No hay que ser dramáticos, pero tampoco minimizar la situación: Es la primera vez, en la historia contemporánea del Paraguay, en que a un presidente se le detecta cáncer, en vísperas de cumplir sus dos primeros años de gestión. En la balanza de evaluaciones sobre la tarea gubernamental hay ahora un elemento inesperado, que vuelve relativas muchas apreciaciones políticas.
Por más que los médicos digan que el mal es curable y permitirá a Fernando Lugo seguir gobernando con normalidad, no será tan fácil. Quienes conocen de cerca al cáncer, saben que la lucha es dura y dolorosa. Y ya están ahí los buitres de la política, especulando miserablemente con que una enfermedad les permita acceder a lo que no son capaces de lograr por vías institucionales.
Lo que le pasa al jefe de Estado hace más visible la realidad de muchos ciudadanos y ciudadanas, golpeados por dolencias que ubican inesperadamente ante el espejo de la vida y la muerte, y que no tienen el privilegio de ser asistidos por los mejores oncólogos, encargar sus análisis a un laboratorio de Harvard, o ser sometidos a tratamientos en el Hospital más especializado de Brasil.
Pero Fernando Lugo es el primer mandatario y no un ciudadano común. El linfoma no Hodgkin amenaza no solo a su salud, sino también a la del sistema democrático. Es legítimo que el Estado le provea los medios y recursos necesarios para cumplir adecuadamente su función.
Uno le puede criticar muchas cosas al gobernante, pero eso no impide sentir compasión por la persona, expresarle solidaridad y desearle de corazón que pueda curarse. Actitud que tampoco implica perdonar errores, ni eventuales irregularidades en el ejercicio del poder, solo por hallarse enfermo.
El sistema republicano cuenta con mecanismos constitucionales de sustitución de un mandatario, en el caso de que haya impedimentos graves para gobernar, y está bien que los analicemos y los tengamos previstos, pero con la debida seriedad y respeto.
Mientras Lugo pueda cumplir su mandato, aún en delicado proceso de tratamiento médico, debe contar con el respaldo de toda la ciudadanía democrática, ante cualquier sector golpista u oportunista que pretenda aprovecharse de su estado de salud para conquistar indebidamente el poder.
Quiera Dios que se cumpla el milagro de una buena y pronta curación… y en una de esas hasta sea capaz de ofrecernos un mejor Gobierno que el realizado en estos dos primeros años.
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