domingo, 15 de noviembre de 2009

Juegos peligrosos


En un sorpresivo y radical giro de su estrategia ante el secuestro de Fidel Zavala, el ministro del Interior, Rafael Filizzola, decidió mandar al diablo la elemental prudencia que el Gobierno de Fernando Lugo se había auto-impuesto, a pedido de los familiares del ganadero cautivo.
Frente a las cámaras de televisión, en vivo y en directo, el secretario de Estado inició la guerra contra el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), enviando a 100 rambos paraguayos adiestrados en contrainsurgencia, a la zona caliente de Concepción, declarando abierta la temporada de cacería contra los miembros de la banda armada que mantienen secuestrado al productor pecuario.
La decisión constituye una jugada audaz y altamente peligrosa, en la que el Gobierno de Lugo arriesga mucho.
Por un lado accede a los reclamos más viscerales de voceros de la oposición política, sectores de la población civil y de poderes regionales como los gobernadores, que exigen una fuerte presencia de las fuerzas públicas para brindar seguridad en una región hasta ahora abandonada a su suerte por el Estado, y que ha permanecido no solo a merced de aventuras guerrilleras, sino de todo tipo de delincuentes.
Al mismo tiempo, el Ejecutivo decide salir a enfrentar las críticas sobre su presunta debilidad ante las acciones violentas y criminales del certero y huidizo EPP, buscando disputar el control del territorio norteño y así buscar frenar la creación de las potenciales “zonas liberadas”.
Pero la aparatosidad mediática de la incursión armada de nuestros rambos, en momentos en que Zavala continúa secuestrado, implica jugar con fuego. Más allá de las razones secretas que motivaron a teñirse el rostro con pinturas de guerra, habrá que ver cómo reacciona el EPP ante la nueva coyuntura. El sentido común de cualquier experto en acción ofensiva hubiera aconsejado esperar que el ganadero sea liberado, antes de iniciar la cacería. O al menos hacerlo con la máxima discreción y silencio.
¿Creerá de veras el Gobierno que, en estas condiciones, puede obtener el rescate o la liberación de Zavala, y además la captura o aniquilación de los miembros del EPP? Si lo lograra, sería su mayor éxito político, la reivindicación de su imagen que tanto necesita.
En el otro extremo, el desesperado y público llamado de la esposa, la madre y el hermano del ganadero secuestrado para que la policía retroceda y no interfiera en la negociación, carga toda la responsabilidad de un desenlace trágico (¡Dios no lo quiera!) sobre los hombros de Fernando Lugo y Rafael Filizzola. Con la vulnerabilidad política en que se encuentra actualmente el Gobierno, le será muy difícil soportar las consecuencias de un resultado negativo.

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