sábado, 19 de diciembre de 2009

Razones para celebrar

Hay quienes dicen que no hay muchas razones para celebrar…
Con Fidel Zavala que lleva 65 días secuestrado; con un ejército de policías rastrillando el norte tras los furtivos miembros del Ejército del Pueblo Paraguayo; con la ascendente oleada de violencia, robos, asaltos y ejecuciones en varias regiones del país; con el lamentable circo mediático que multiplica rumores de conspiraciones, amenazas de juicio político e improbables golpes de Estado; con los hechos de corrupción que siguen saltando a cada momento; con la pobreza lacerante que acecha en cada esquina… cuesta encontrar motivos para la fiesta.
Pero allí están el arbolito o el pesebre adornados de luces. Allí están los hogares -aún los más humildes- inundados de colores. Allí está la calle cubierta de guirnaldas. Hay sonrisas en los rostros de la gente. Hay destellos en las miradas de los niños que esperan a Papá Noel. Hay música en el aire. ¿Cómo explicarlo...?
Si no fuera Navidad... sería verdaderamente difícil creer en la esperanza. Tanta lluvia sobre la tierra herida. Tanta muerte inútil. Tanta energía cívica desperdiciada. Tantos sueños que se encendieron tras la virada histórica de aquel 20 de abril y se van deshilvanando lentamente.
Pero allí está el sonoro canto de la cigarra. Allí está el embriagante aroma de los melones maduros y de la flor de coco. Allí está el trozo de pan dulce y la copa de sidra burbujeante, esperándonos sobre la mesa familiar. Allí está la risa de los niños que corretean con estrellitas encendidas en las manos. Y allí están esas mismas tercas ganas de creer en cada brindis que el mañana, todavía, puede ser mejor. ¿Cómo explicarlo...?
Es el secreto que encierra la Navidad, desde hace más de dos mil años. A pesar del consumismo y del frenesí comercial que la envuelve, es la conmemoración del nacimiento de un Niño-Dios en un humilde pesebre de animales, entre barro y estiércol, entre opresión e injusticia, entre dolor y miseria. Es la luz de la vida y la esperanza que no se apagan, por más fuerte que soplen los vientos de las desgracias.
Si miramos hoy las portadas de nuestros informativos que radiografían la realidad cotidiana, quizás cueste encontrar razones para la alegría.
Pero es Navidad... La música está en el aire. Está viva la esperanza y la certeza de que vamos a seguir luchando para que nuestro Paraguay pueda dejar definitivamente atrás los vicios profundos que lo mantienen atado a dos palos en cruz, y se convierta en el país que todos soñamos.
La sidra está fresquita y bubujeante.
Así que... ¡arriba esas copas...! ¡Salud y felicidades en esta próxima Nochebuena!

1 comentario:

  1. La esperanza es la que hace que nuestros días exista esa luz, aunque la oscuridad la quiera apagar. Espero que pases una linda navidad y recibe el 2010 con energias renovadas.

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