viernes, 5 de junio de 2009

Crónica desde el corazón del frío


Hace frío. Mucho frío. El termómetro marca 4 grados centígrados en la helada soledad de la noche. El viento del Sur hiere como mil alfileres en la piel. Dentro de la precaria choza de hule amarrada a un árbol del Parque Alejo García de Ciudad del Este, la pequeña M.E., de 6 añitos, llora y tiembla convulsivamente. Ni las ajadas mantas, ni el calor de la hoguera cercana, ni el angustiado abrazo de su mamá, consiguen sacarle ese temblor.
Una fogata de leños raquíticos arde sobre las baldosas de la plaza, frente a la sede de la Gobernación del Alto Paraná. Medio centenar de indígenas Ava Guaraní se apretujan alrededor, buscando el calor que no llega. ¿Por qué será que esta hoguera no calienta como el tatapyi de los ancestros, en los tekoha del monte? Ya no hay monte, ya no hay tekoha, y la ciudad es fría como el cemento, como el corazón de los blancos.
La gente está encerrada en sus casas, calentita con sus estufas y sus frazadas. Los autos pasan raudamente por la avenida Bernardino Caballero con los vidrios cerrados y la calefacción prendida. Nadie se detiene. Nadie se entera de que ellos están allí, tiritando de frío. Duele el viento del Sur que hiere en la piel, pero más duele el frío que se mete en el alma.
Son diez familias, poco más de 50 personas. Hay 37 niños y adolecentes menores. Vivían en la selva protectora, a orillas del río Paraná, pero hace varias lunas los blancos construyeron una represa, entonces el río se enojó e inundó sus tierras, y ellos tuvieron que marcharse, cuenta el líder Benito Martínez. Tras un largo peregrinar se asentaron en la comunidad Tekoha Pyahu, en el kilómetro 12 Monday, entre las basuras del vertedero municipal de Ciudad del Este.
Cansados de ser invisibles, ignorados y olvidados, hace tres semanas se instalaron en el Parque Alejo García, no muy lejos de donde están sus hermanos Mbya Guaraní, en otras precarias “tolderías urbanas”. Piden un ómnibus para llegar a Asunción y armar un campamento frente al Instituto Nacional del Indígena (INDI), a ver si no les dan tierra y asistencia.
Luego de las publicaciones de Última Hora, llegó gente del Gobierno y la Municipalidad a traerles algunas ropas y cestas básicas de alimentos, pero ninguna solución de fondo.
En su discurso de asunción al mando, el 15 de agosto de 2008, el presidente Fernando Lugo anunció que el delito contra los indígenas dejará de “navegar en las aguas de la impunidad”.
Los Ava Guaraní siguen allí, en la plaza desnuda… y el frío continúa.

1 comentario:

  1. Qué triste,por Dios!mas de una vez leí que el Paraguay se jacta de haber conservado a sus indígenas,pero asi?matándolos de a poco,verlos agonizar de frío y sin dignidad?por Dios..

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