viernes, 29 de enero de 2010

Adiós, vieja Encarnación, adiós


El histórico edificio del Correo y Banco Mercantil, en la zona baja de Encarnación, que será demolido en los próximos días.

Réplica de la fachada del mismo edificio, en una de las carrozas del Carnaval 2010, que en estos dìas rinde homenaje y despide a la Zona Baja, que muere y desaparece bajo las aguas.

El pasado fin de semana tuve el honor de integrar el jurado de las primeras noches de los Carnavales de Encarnación 2010. Fue el inicio de una linda fiesta, con mucho baile, imaginación y creatividad, como ya es habitual en el Sur. Pero en medio de la alegría había un grito de dolor sofocado: en esta edición, la capital de Itapúa rinde homenaje y al mismo tiempo despide a la parte más vital de su paisaje urbano, la que va muriendo para siempre, en espasmódica agonía, sepultado por la aguas del río Paraná, con el aumento del embalse de la represa de Yacyretá.
Resulta alucinante ver a la bella reina del Club 22 de Setiembre bajar de una carroza que es la réplica exacta del histórico edificio del Correo y Banco Mercantil, de deslumbrante arquitectura neo-clásica, inaugurado en 1915, y al día siguiente ver el edificio real erguido entre las ruinas, sabiendo que en pocos días será demolido y quedará solo en viejas fotos de un álbum amarillento, vago recuerdo de algo que nunca más será.
Caminar por las inundadas calles de lo que aún queda de la Zona Baja de Encarnación, en estos días, es como transitar por un territorio de guerra. Duele ver a toda esa gente desmantelando ladrillo a ladrillo el lugar donde anidan sus más cálidos afectos, como si con cada pedazo de pared que van tumbando, estuvieran arrancando jirones de su propia alma.
Del viejo muelle del Puerto solo emergen las puntas de las torres que alguna vez fueran clásicas imágenes de postal turística en algún dorado atardecer sobre el río. La hermosa casona colonial que fue el edificio de la Aduana es hoy un resto de decorado de película de Apocalipsis, sosteniéndose contra el viento en medio de los escombros ahogados en agua, mientras alrededor se consuma el último éxodo de pobladores agónicos, junto a las vías aun sobrevivientes de un tren que ya se marchó para siempre.
“Yacyretá es el segundo ciclón que arrasa con Encarnación…”, me dice mi amiga Susana, a quien cada martillazo de los moradores la hiere en el corazón.
Muere una parte de una de las ciudades más antiguas del Paraguay, llevándose bajo las aguas tanta historia, tantos recuerdos personales y colectivos, tanto sentimiento sureño. Otra ciudad de cemento y luces resplandecientes va naciendo más arriba, con cada palada de las grandes topadoras que remueven la tierra roja como sangre, como si Itapúa misma se desangrara para volver a nacer.
Yo fui testigo, hace 28 años, del mayor crimen ecológico de Sudamérica, cuando el embalse de Itaipú asesinó a los Saltos del Guairá, y una parte de mi infancia allí murió para siempre. Por eso entiendo la tristeza de los encarnacenos, al ver cómo va muriendo de a poquito parte del alma de su ciudad.
A todo esto le llaman Progreso, Civilización, Futuro.
Ojalá valga la pena.

2 comentarios:

  1. Son los frutos de las ansias de "progreso" de la gente, lo peor es que gran parte de la energia generada en esa represa siquiera sera nuestra. O sea que están matando una de las más bellas ciudades en beneficio de otra gente, exactamente igual al caso de los saltos 7 Quedas

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  2. Hola, acabo de leer tu comentario sobre la zona baja de Encarnación y realmente es una lástima que se pierda parte de la historia de los encarnacenos. Soy de Posadas Misiones y constantemente estoy cruzando al otro lado y cada vez que voy me encuentro con que las aguas van tomando más y más el casco histórico.
    Muy interesante el blog, te invito a que pases por el mío donde también postee algo sobre la zona baja, ahora y hace dos años cronicasdemitierracolorada.blogspot.com.
    Un saludo y estamos en contacto

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