viernes, 9 de abril de 2010

Top Secret

Las acusaciones del ministro del Interior, Rafael Filizzola, contra los medios periodísticos que divulgaron grabaciones de la negociación entre familiares de Fidel Zavala y los secuestradores miembros del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), para lograr su liberación, han provocado un interesante debate sobre los límites éticos de la prensa, y la responsabilidad en torno a la libertad de expresión y el derecho a la información, a pocos días de celebrarse el Día del Periodista Paraguayo.
Filizzola confunde la función del periodismo. La prensa no trabaja para el Gobierno, ni para el sistema de Justicia, ni para los organismos de seguridad, ni para los investigadores del caso Zavala, y no está obligada a “colaborar con la investigación”, ni a responder a criterios internos de la burocracia estatal. La prensa está al servicio de la sociedad, a la que debe proveer en forma libre toda información de interés público, que ayude a los ciudadanos a formarse criterios para juzgar los temas de actualidad, incluyendo la misma actuación del Gobierno y los organismos de seguridad.
¿Las grabaciones del caso Zavala son de interés público? Una vez liberada la víctima, sí lo son, pues aportan reveladores detalles de cómo se manejó la negociación en un secuestro que tuvo mucha repercusión política y social. Cualquier editor que acceda a un material como este, lo va a publicar por su evidente valor periodístico, sin estar calibrando si beneficia a los delincuentes o si beneficia al Gobierno, como pretende el ministro del interior. La noticia es noticia, y punto.
¿El material era de carácter confidencial, por tanto no debía ser publicado? La esencia del periodismo de investigación es obtener información importante que los poderes mantienen oculto. Si se obtuvo una grabación “top secret”, eso habla bien de la habilidad de los periodistas en hacer su trabajo, y habla mal del Gobierno y de los servicios de seguridad que no supieron resguardar la confidencialidad, como para evitar filtraciones.
¿Qué la publicación favorece a los delincuentes y debilita la imagen de los investigadores? Si esa es la lectura de la realidad… ¡sorry! Pero convengamos en que los investigadores ayudan muy poco a no mostrar falencias, cuando la propia fiscala del caso admite que desconocía la existencia de las grabaciones, y luego el Fiscal General la contradice públicamente, tras una semana de intercambio de acusaciones entre el Ministerio del Interior y el Ministerio Público.
Llama la atención que Rafael Filizzola ataque a los periodistas por hacer su trabajo. Justamente él, que en su época de ejercer como abogado y luego como parlamentario, supo ser un gran estudioso y un abanderado del derecho a la información. ¿Será que cambia tanto la perspectiva desde el ejercicio del poder?

2 comentarios:

  1. Andrés, ¿qué es lo sucede con el caso Zavala? Es confuso todo. Me pregunto qué funciones debían cumplir tanto el Ministerio del Interior y la Fiscalía en el caso.
    Con respecto a la libertad de expresión, no puedo juzgar a los periodistas por desconocimiento.Es tiempo que la prensa paraguaya se capacite para saber cómo tratar los casos de secuestro.

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