¡Y ganó nomás, como tanto esperábamos!
Con un total de 3.500 votos volcados a su favor a través de Internet, el cortometraje animado Sebastian’s Voodoo, del joven realizador paraguayo Joaquín Baldwin, resultó el gran ganador del Festival cinematográfico de Cannes, Francia, en la categoría “Short Film Corner”.
A su manera, Joaquín repite o multiplica la gran hazaña que lograra nuestra compatriota Pacita Encina, en el 2006, cuando su opera prima, el film Hamaca Paraguaya, obtuvo el Premio de la Crítica en la sección “Un certain regard” (una mirada peculiar), también en Cannes.
El hecho de que jóvenes e ignotos realizadores, surgidos de un país casi sin historia audiovisual, totalmente huérfanos de apoyo del Estado o de instituciones privadas, se alcen con el mayor y más codiciado premio cinematográfico en sus respectivas categorías, es algo que habla muy bien del Paraguay, en medio de tantos flashes noticiosos internacionales sobre escándalos de hijos presidenciales, amenazas de bombas, complots políticos y mezquindades palaciegas.
Al igual de lo que fue la historia de Pacita, la de Joaquín Baldwin es también la historia del chico con genio y vocación, que logra abrirse paso para hacer lo suyo, contra viento y marea,.
Hace apenas 7 años era un talentoso diseñador de páginas web que trabajaba junto a Cristian Chena, en la revista Hypermedia, en Asunción, mientras soñaba con hacer cine de animación, y sentía que le faltaba el oxígeno.
Un buen día hizo sus maletas y partió a Ohio, Estados Unidos, para probar suerte en la Columbus College of Art & Design. De allí dio un salto a la UCLA, en Los Ángeles, donde realizó sus primeros cortos animados, entre ellos Papiroflexia, que pudo inscribir y lograr que sea finalista en el “Short Film Corner” de Cannes, en 2008.
Esa vez quedó lejos en la competencia final, pero Joaquín no tiró la toalla y redobló la apuesta. La experiencia ganada la volcó en Sebastian’s Voodoo. La excelencia lograda en la realización del nuevo corto permitió que sea elegido entre los diez finalistas, entre 1.400 obras presentadas desde todas partes del mundo.
El resto fue el aporte de los espectadores internautas, que tras deleitarse con asistir al magnífico material audiovisual en You Tube, dejaron sus votos a favor. Una rápida cadena promocional recorrió la red, con epicentro en Paraguay. La mayor parte de los 3.5oo votos fueron paraguayos, incluyendo a fans de lejanas localidades del interior del país, rompiendo el mito de que este es un pueblo al que no le gusta el cine, y que tiene poco acceso a Internet.
En los 4 minutos y pocos segundos que dura el corto, Joaquín cuenta la dramática y enternecedora historia de un muñequito vudú que logra escapar del gancho de un siniestro hechicero, pero en lugar de huir y salvarse a sí mismo, al ver que sus otros hermanos están condenados, entabla un mágico duelo de alfileres con el brujo, en el que finalmente decide sacrificarse para que los demás puedan vivir.
Una fina y elaborada técnica de animación, un hábil y magistral uso de encuadres, luces, música, ritmo, edición y tiempo dramático, permiten avizorar que Joaquín Baldwin, va camino a convertirse en uno de los más grandes directores paraguayos del cine de animación. Ahora tiene en proyecto convertir a Sebastian’s Voodoo en un largometraje producido por los grandes estudios. Luego de este premio, es seguro que lo va a lograr.
¿Todavía no viste el corto? Haz click aquí: Sebastian's Voodoo. Y disfrútalo, en alta definición (HD).
Con un total de 3.500 votos volcados a su favor a través de Internet, el cortometraje animado Sebastian’s Voodoo, del joven realizador paraguayo Joaquín Baldwin, resultó el gran ganador del Festival cinematográfico de Cannes, Francia, en la categoría “Short Film Corner”.
A su manera, Joaquín repite o multiplica la gran hazaña que lograra nuestra compatriota Pacita Encina, en el 2006, cuando su opera prima, el film Hamaca Paraguaya, obtuvo el Premio de la Crítica en la sección “Un certain regard” (una mirada peculiar), también en Cannes.
El hecho de que jóvenes e ignotos realizadores, surgidos de un país casi sin historia audiovisual, totalmente huérfanos de apoyo del Estado o de instituciones privadas, se alcen con el mayor y más codiciado premio cinematográfico en sus respectivas categorías, es algo que habla muy bien del Paraguay, en medio de tantos flashes noticiosos internacionales sobre escándalos de hijos presidenciales, amenazas de bombas, complots políticos y mezquindades palaciegas.
Al igual de lo que fue la historia de Pacita, la de Joaquín Baldwin es también la historia del chico con genio y vocación, que logra abrirse paso para hacer lo suyo, contra viento y marea,.
Hace apenas 7 años era un talentoso diseñador de páginas web que trabajaba junto a Cristian Chena, en la revista Hypermedia, en Asunción, mientras soñaba con hacer cine de animación, y sentía que le faltaba el oxígeno.
Un buen día hizo sus maletas y partió a Ohio, Estados Unidos, para probar suerte en la Columbus College of Art & Design. De allí dio un salto a la UCLA, en Los Ángeles, donde realizó sus primeros cortos animados, entre ellos Papiroflexia, que pudo inscribir y lograr que sea finalista en el “Short Film Corner” de Cannes, en 2008.
Esa vez quedó lejos en la competencia final, pero Joaquín no tiró la toalla y redobló la apuesta. La experiencia ganada la volcó en Sebastian’s Voodoo. La excelencia lograda en la realización del nuevo corto permitió que sea elegido entre los diez finalistas, entre 1.400 obras presentadas desde todas partes del mundo.
El resto fue el aporte de los espectadores internautas, que tras deleitarse con asistir al magnífico material audiovisual en You Tube, dejaron sus votos a favor. Una rápida cadena promocional recorrió la red, con epicentro en Paraguay. La mayor parte de los 3.5oo votos fueron paraguayos, incluyendo a fans de lejanas localidades del interior del país, rompiendo el mito de que este es un pueblo al que no le gusta el cine, y que tiene poco acceso a Internet.
En los 4 minutos y pocos segundos que dura el corto, Joaquín cuenta la dramática y enternecedora historia de un muñequito vudú que logra escapar del gancho de un siniestro hechicero, pero en lugar de huir y salvarse a sí mismo, al ver que sus otros hermanos están condenados, entabla un mágico duelo de alfileres con el brujo, en el que finalmente decide sacrificarse para que los demás puedan vivir.
Una fina y elaborada técnica de animación, un hábil y magistral uso de encuadres, luces, música, ritmo, edición y tiempo dramático, permiten avizorar que Joaquín Baldwin, va camino a convertirse en uno de los más grandes directores paraguayos del cine de animación. Ahora tiene en proyecto convertir a Sebastian’s Voodoo en un largometraje producido por los grandes estudios. Luego de este premio, es seguro que lo va a lograr.
¿Todavía no viste el corto? Haz click aquí: Sebastian's Voodoo. Y disfrútalo, en alta definición (HD).
Gracias por contar de que se trata,eso me hizo interesar en verlo completo,simepre veia un poco del principio y lo dejaba,pero despues de lleerte lo miré completo y la verdad qeu está bueno.
ResponderEliminar