domingo, 31 de mayo de 2009

Carta de adiós a un orientador vocacional

Estimado doctor:
No voy a asistir a la próxima sesión de orientación vocacional en su consultorio, porque ya resolví la profunda crisis existencial que me tenía re-angustiado desde que terminé la secundaria. Se acabó la duda acerca de cuál carrera universitaria seguir, qué profesión abrazar en la vida.
Es que leí una noticia en la tapa del diario Última Hora y se me iluminaron los ojos. ¡Al fin vi la luz! Me convencí automáticamente: ¡Yo quiero ser guardia de Yacyretá!
Imagínese, doctor. ¿En qué otra carrera, oficio, profesión o lo que sea, en este país, puedo aspirar a ganar los 19 millones de guaraníes al mes que, según un informe de la Contraloría, ganaba un guardia de seguridad en la binacional?
Sí, claro: yo sabía que allí corría mucha plata al bolsillo de los muchachos. ¡Si el propio presidente argentino Menem calificó a Yacyretá de “monumento a la corrupción”, imagínese! Por eso no me extraña que la Contraloría diga que entre enero y agosto de 2008, última etapa del gobierno colorado de Duarte Frutos, la entidad gastó 23 millones de dólares solo en salarios, y entre quienes más cobraban hay políticos como el ex presidente de seccional de Villarrica, Dario Vázquez, 23 millones al mes, o el ex intendente de Ayolas, Antonio Barreto, 20 millones, sin que existan registros de que alguna vez hayan ido a trabajar.
Todo eso no me extraña. Lo que me sorprende es que, según la propia Contraloría, esa situación no haya cambiado mucho. Que a casi diez meses de haber asumido el “Gobierno del cambio y la transparencia”, el propio actual director de Yacyretá, ingeniero Carlos Cardozo, salga a justificar que los altos sueldos son una “conquista laboral”.
Cardozo debe saber de qué habla. Sus compañeros del partido Tekojoja en Alto Paraná cuentan que hace poco más de un año tenían que contribuir dinero para pagarle su combustible en las giras políticas. Ahora, sin embargo, él tranquilamente saca de su bolsillo 98 millones de guaraníes para devolver al erario público, porque dice que se equivocó al autorizar el financiamiento de un congreso de jóvenes socialistas en un Cuartel Militar.
Así que lo tengo resuelto, doctor: ¡Yo quiero ser guardia de Yacyretá! Y no pretendo cometer el error del ingeniero Aldo Ríos, quien siendo funcionario de la entidad, el mes pasado divulgó documentos que mostraban que se iba a pagar 5 millones de dólares por un Sistema de Monitoreo y Control de Gestión que nunca funcionó. En lugar de ser premiado por transparentar una irregularidad, Ríos fue inmediatamente despedido. Y en seguida el director Cardozo emitió la circular DMD 038/2009, por la que “está expresamente prohibido proveer documentaciones a personas extrañas a la institución”. De lo contrario, ¡ñácate!
Adiós y gracias por todo, doctor.
Su ex cliente, el futuro guardia de Yacyretá.

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