sábado, 5 de junio de 2010

El mundo será una gran pelota de fútbol


Es lindo ver a la gente eufórica y patriota, con banderas al viento, ahora que la selección paraguaya está en Pietermarizburg para disputar el Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010.
Me sumo con entusiasmo al coro de la pasión albirroja... pero no puedo evitar preguntarme: ¿por qué nadie alienta con igual fervor al país, cuando se enfrenta contra la endémica corrupción, en ese otro mundial en el que si somos negativamente campeones?
¿Por qué nadie sale a la calle, vestido con la camiseta roja y blanca, a gritar "¡Arriba, Paraguay...!" cuando la patria disputa su cotidiano partido contra la pobreza y la miseria?
¿Por qué no hay hinchadas multitudinarias, batucadas rítmicas, caravanas con bocinazos frente al Panteón de los Héroes, gargantas roncas, abrazos efusivos, gritos y llantos de emoción... cada vez que el Paraguay logra alguna conquista mínima en el torneo contra la injusticia?
¿Por qué las radios y los canales de tevé no dedican interminables programas y transmisiones vía satélite, y los diarios no nos inundan con coloridos suplementos... cuando salimos a disputar el campeonato contra el atraso y el subdesarrollo?
El fútbol es pasión de multitudes. Perfecto. Pero... ¿por qué no lo es la solidaridad? ¿Por qué no convertimos también a la honestidad en un "deporte rey"? ¿Por qué no tenemos a un Roquegol haciendo vibrar de emoción a la platea en el campo de la política? ¿Por qué no hay un Nelson Haedo o un Lucas Barrios rompiendo defensas enemigas para meter goles a favor de la cultura, el trabajo, la educación, la salud pública, la protección del medio ambiente...?
Desde el 11 de junio, la vida será solo fútbol. Estaremos prendidos a la tele y nos va a importar un carajo que se desbloqueen o no las listas sábanas, que se apruebe la Ley de seis horas para los funcionarios públicos, que sean capturados los líderes del EPP, que aumente el índice de violencia y criminalidad, que suban los precios de la canasta familiar, que alguna otra mujer demande al presidente por paternidad, que los niños pobres se caguen de frío y de hambre junto a un semáforo, que el lago Ypacaraí tenga aguas rojas o que un unicornio azul ande suelto por la Plaza Uruguaya.
Mientras dure el Mundial, el destino de la patria paraguaya dependerá del Tata Martino y sus once leones guaraníes correteando detrás de un balón, ante las cámaras de la tevé planetaria. El planeta Tierra se habrá convertido en una inmensa pelota girando bajo los pies de algún dios deportista en la gran cancha de fútbol del universo.

1 comentario:

  1. NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO ia imagenes del cuento principito de la plaza uruguaya..q haso =(

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