viernes, 20 de agosto de 2010

El cáncer maligno y la cuestión Benigna


No le están saliendo bien las cosas al presidente Fernando Lugo. Además de su delicado estado de salud tras el cáncer que se le detectó, la amenaza de juicio político a su ministro de Defensa, ahora vuelve al tapete el tema de sus hij0s no reconocidos, con nuevas posibilidades de conflicto judicial.
Benigna Leguizamón, la segunda mujer que le querelló por reconocimiento de filiación, y que luego retiró la demanda tras un evidente acuerdo privado, rompió su silencio en el programa Última Hora, conducido por el colega Luis Bareiro en Telefuturo, con revelaciones que pueden ser un nuevo dolor de cabeza para el jaqueado Gobierno.
Benigna confirmó públicamente datos que veníamos manejando of the record. Admitió que tras las chicanas y presiones políticas que congelaron su causa judicial, en diciembre de 2009 aceptó un acuerdo con el abogado Marcos Fariña, representante legal del presidente, en el que aceptó le transfieran una casa amoblada en la ciudad de Presidente Franco, y una cuota mensual de 2 millones de guaraníes para su hijo L.F., con la promesa de que Lugo reconocería su paternidad en el 2013, tras entregar el Gobierno.
Lo revelador de esta confesión es que Benigna sacó a luz el nombre de otro de los “empresarios fantasmas” del entorno presidencial: el de Cesar Luis Sosa, propietario de una red de hoteles en Asunción, Villarrica y Ciudad del Este, quien junto a Fariña dio la cara en esta oscura transacción y asumió los gastos en nombre de “su amigo” el presidente. La escritura de compra de la casa y el contrato de posterior transferencia a Benigna, están firmadas por Sosa.
El primer encuentro público entre Benigna y Fariña se hizo en el Hotel Presidente, en Asunción, propiedad de Sosa. Benigna afirma que Lugo se reunió privadamente con su presunto hijo, en dos ocasiones, en el Rosa Palace Hotel de Presidente Franco, también propiedad de Sosa. En ese mismo lugar, el empresario le paga mensualmente los 2 millones de guaraníes de la supuesta “ayuda” o prestación alimentaria.
Ahora, molesta porque no le cubren 20 millones de guaraníes de deudas en muebles, la mujer va a la televisión y amenaza con reiniciar la demanda. Más allá de lo que la Justicia resuelva sobre la filiación, su confesión abre cuestionamientos más preocupante: ¿Cuál es el papel de empresarios como Sosa? ¿Por que cargan con las cuentas de las cuestiones privadas que afectan al presidente? ¿De dónde sale el dinero para estos “arreglos privados”?

viernes, 13 de agosto de 2010

Cáncer y política


No hay que ser dramáticos, pero tampoco minimizar la situación: Es la primera vez, en la historia contemporánea del Paraguay, en que a un presidente se le detecta cáncer, en vísperas de cumplir sus dos primeros años de gestión. En la balanza de evaluaciones sobre la tarea gubernamental hay ahora un elemento inesperado, que vuelve relativas muchas apreciaciones políticas.
Por más que los médicos digan que el mal es curable y permitirá a Fernando Lugo seguir gobernando con normalidad, no será tan fácil. Quienes conocen de cerca al cáncer, saben que la lucha es dura y dolorosa. Y ya están ahí los buitres de la política, especulando miserablemente con que una enfermedad les permita acceder a lo que no son capaces de lograr por vías institucionales.
Lo que le pasa al jefe de Estado hace más visible la realidad de muchos ciudadanos y ciudadanas, golpeados por dolencias que ubican inesperadamente ante el espejo de la vida y la muerte, y que no tienen el privilegio de ser asistidos por los mejores oncólogos, encargar sus análisis a un laboratorio de Harvard, o ser sometidos a tratamientos en el Hospital más especializado de Brasil.
Pero Fernando Lugo es el primer mandatario y no un ciudadano común. El linfoma no Hodgkin amenaza no solo a su salud, sino también a la del sistema democrático. Es legítimo que el Estado le provea los medios y recursos necesarios para cumplir adecuadamente su función.
Uno le puede criticar muchas cosas al gobernante, pero eso no impide sentir compasión por la persona, expresarle solidaridad y desearle de corazón que pueda curarse. Actitud que tampoco implica perdonar errores, ni eventuales irregularidades en el ejercicio del poder, solo por hallarse enfermo.
El sistema republicano cuenta con mecanismos constitucionales de sustitución de un mandatario, en el caso de que haya impedimentos graves para gobernar, y está bien que los analicemos y los tengamos previstos, pero con la debida seriedad y respeto.
Mientras Lugo pueda cumplir su mandato, aún en delicado proceso de tratamiento médico, debe contar con el respaldo de toda la ciudadanía democrática, ante cualquier sector golpista u oportunista que pretenda aprovecharse de su estado de salud para conquistar indebidamente el poder.
Quiera Dios que se cumpla el milagro de una buena y pronta curación… y en una de esas hasta sea capaz de ofrecernos un mejor Gobierno que el realizado en estos dos primeros años.