viernes, 27 de noviembre de 2009

Bellezas paraguayas


No son Julia Robert y Angelina Jolie. No las veo subidas a una pasarela para vender la última colección de Caro Cuore. Tampoco postulándose a Miss Universo o a Miss Tanga. Pero para quienes las conocemos desde la profundidad de sus historias personales y comunitarias, ellas son dos de las más dignas y hermosas mujeres del Paraguay.
La belleza es el resplandor de lo bueno y verdadero, decía Platón. Hay otras formas de ser bello o bella que el de exhibir agraciadas facciones o cuerpos esculturales esculpidos en el calvario de dietas y gimnasios, o mejorados a fuerza de costosas operaciones de cirugía estética e implantes de siliconas.
En el resplandor de lo bueno y verdadero, hubo una joven mujer que en los duros años 70, cuando muchos callaban y bajaban la cabeza ante la opresión dictatorial, supo alzarse en rebeldía junto a un grupo de idealistas luchadores. Embarazada, se enfrentó a tiros contra los esbirros del régimen y vio morir a su esposo Mario Schaerer Prono en la mesa de tortura de Investigaciones.
Parió a su hijo Manuel en la fría celda y al salir de la cárcel se convirtió en tenaz defensora de los derechos humanos, hasta lograr el procesamiento judicial del ex dictador Stroessner, al igual que de los más siniestros torturadores y asesinos estatales que conoció este país. Esa mujer, ejemplo vivo de coherencia y dignidad, se llama Guillermina “Nenena” Kannonikof.
La otra es Aida Robles, senadora del partido Tekojoja, enfermera de profesión, también con una larga trayectoria de lucha y compromiso por una sociedad mejor. Fue una de las históricas dirigentes del “Clinicazo”, la mayor movilización social de los años ‘80, que marcó el principio del fin de la dictadura. Desde su humilde y cotidiano oficio de salvar vidas en el “Hospital de los pobres”, se ganó su lugar entre las heroínas cívicas de este país.
Esta semana, el desbordado senador liberal Alfredo Jaeggli las denunció ante la Fiscalía por “polución visual y sonora”, y pidió que ambas “sean condenadas a sufrir la pena máxima por feas e ignorantes”. Quizás creyó responder con un chiste a un planteamiento político, pero su acción resulta machista, discriminatoria y ofensiva para miles de humildes y laboriosas mujeres compatriotas.
Desde la indignación y la solidaridad, más allá de las diferencias que pueda tener respecto a sus actuales posturas políticas cercanas al oficialismo, me permito reivindicar las figuras de Aida y Nenena, y proclamar públicamente que son dos de las más bellas mujeres que conozco. Bellezas nacidas del resplandor de lo bueno y verdadero. Bellezas para un país distinto al del senador Jaeggli.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Mentiras verdaderas


¿Hubo o no un avión que sobrevoló y fumigó con productos agrotóxicos a las comunidades indígenas Ava Guaraní de Itakyry, Alto Paraná, el viernes 6 de noviembre?
Si dejáramos de lado los prejuicios ideológicos y las manipulaciones interesadas de los hechos, no sería muy difícil precisar lo que realmente sucedió, y descubrir que así como hay verdades falsas, también hay mentiras verdaderas.
Ese día se iba a intentar nuevamente desalojar a las 150 familias indígenas, con una orden judicial a favor de los colonos brasileños que desde hace tiempo reclama la propiedad de unas 2.800 hectáreas en conflicto, ya que desde el Instituto Nacional del Indígena (INDI) también se exhiben títulos sobre las mismas tierras, a nombre de los nativos.
Había decenas de productores movilizados para presionar que se cumpla el desalojo. Había un cerco de indígenas armados con primitivos arcos y flechas, dispuestos a resistir. Había policías y fiscales dubitativos para entrar en acción. Había periodistas a la espera de registrar la noticia. Un capítulo más en la repetida historia de tierras vendidas dos o más veces, de órdenes judiciales de desalojo que desde un lado se obtiene con generosas sumas de dinero, y del otro se vuelve a parar con una simple orden política de algún funcionario influyente.
Como a las 10 de la mañana, todos se sorprendieron al percibir que una avioneta Cessna 210, matrícula ZPBAQ, empezó a realizar vuelos rasantes sobre el sitio, con evidente propósito intimidatorio. Reporteros del Canal 11 TV Cable Paraná filmaron el sobrevuelo, y fotógrafos de varios diarios lo registraron.
Ninguno vio fumigación aérea. Por el contrario, las pruebas fílmicas y fotográficas muestran que la aeronave, perteneciente al colono Elio Kunner, no estaba equipada con sistema pulverizador. Aún así, con la dosis de drama y realismo mágico que caracteriza al mundo indígena, al poco rato los líderes relataban telefónicamente a emisoras de la capital que estaban siendo víctimas de nubes tóxicas caídas del cielo.
Como pocas veces, las autoridades del Gobierno respondieron con vertiginosa rapidez. En pocas horas, un mini-batallón de ministros desembarcó en el lugar. Aparentemente conmovida por el cuadro de miseria que encontró, la ministra de Salud, Esperanza Martínez, hizo suya la historia del avión fumigador fantasma. El ministro del Ambiente, Oscar Rivas, la secundó luego con un comunicado oficial.
Quizás hubo oportunismo político y mucha irresponsabilidad gubernativa al replicar una denuncia fabuladora y recursiva de los líderes nativos, sin comprobarla debidamente. Pero la mentira del avión fumigador no oculta la dura realidad que pretenden negar los productores sojeros: las sistemáticas violaciones a la Legislación ambiental, el acoso constante y encarnizado contra un pueblo originario y sobreviviente, que lucha desde el olvido por defender lo poco que les queda de sus tierras de selvas devastadas, convertidas en mar de oleaginosas transgénicas.
El veneno tóxico no habrá caído del cielo, pero no significa que no esté allí, cumpliendo su rol criminal, al igual que la miseria, la marginación y el olvido

domingo, 15 de noviembre de 2009

Juegos peligrosos


En un sorpresivo y radical giro de su estrategia ante el secuestro de Fidel Zavala, el ministro del Interior, Rafael Filizzola, decidió mandar al diablo la elemental prudencia que el Gobierno de Fernando Lugo se había auto-impuesto, a pedido de los familiares del ganadero cautivo.
Frente a las cámaras de televisión, en vivo y en directo, el secretario de Estado inició la guerra contra el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), enviando a 100 rambos paraguayos adiestrados en contrainsurgencia, a la zona caliente de Concepción, declarando abierta la temporada de cacería contra los miembros de la banda armada que mantienen secuestrado al productor pecuario.
La decisión constituye una jugada audaz y altamente peligrosa, en la que el Gobierno de Lugo arriesga mucho.
Por un lado accede a los reclamos más viscerales de voceros de la oposición política, sectores de la población civil y de poderes regionales como los gobernadores, que exigen una fuerte presencia de las fuerzas públicas para brindar seguridad en una región hasta ahora abandonada a su suerte por el Estado, y que ha permanecido no solo a merced de aventuras guerrilleras, sino de todo tipo de delincuentes.
Al mismo tiempo, el Ejecutivo decide salir a enfrentar las críticas sobre su presunta debilidad ante las acciones violentas y criminales del certero y huidizo EPP, buscando disputar el control del territorio norteño y así buscar frenar la creación de las potenciales “zonas liberadas”.
Pero la aparatosidad mediática de la incursión armada de nuestros rambos, en momentos en que Zavala continúa secuestrado, implica jugar con fuego. Más allá de las razones secretas que motivaron a teñirse el rostro con pinturas de guerra, habrá que ver cómo reacciona el EPP ante la nueva coyuntura. El sentido común de cualquier experto en acción ofensiva hubiera aconsejado esperar que el ganadero sea liberado, antes de iniciar la cacería. O al menos hacerlo con la máxima discreción y silencio.
¿Creerá de veras el Gobierno que, en estas condiciones, puede obtener el rescate o la liberación de Zavala, y además la captura o aniquilación de los miembros del EPP? Si lo lograra, sería su mayor éxito político, la reivindicación de su imagen que tanto necesita.
En el otro extremo, el desesperado y público llamado de la esposa, la madre y el hermano del ganadero secuestrado para que la policía retroceda y no interfiera en la negociación, carga toda la responsabilidad de un desenlace trágico (¡Dios no lo quiera!) sobre los hombros de Fernando Lugo y Rafael Filizzola. Con la vulnerabilidad política en que se encuentra actualmente el Gobierno, le será muy difícil soportar las consecuencias de un resultado negativo.

viernes, 6 de noviembre de 2009

No se equivoque, señor...


Si usted lee que critico la inacción o los graves errores del actual Gobierno ante los desafíos de la realidad nacional, no significa que me haya arrepentido de haber votado por la alternancia democrática, ni mucho menos que esté convencido de que Fernando Lugo es peor que los presidentes colorados que tuvimos en los últimos 60 años. Nada puede ser peor que aquel largo periodo de dictaduras asesinas y democracias corruptas enmascaradas, que dejaron a un país hundido en el fondo del pozo más oscuro, y cuya trágica consecuencia la seguimos pagando ahora.
No se equivoque, señor…
Si alzo mi voz ante la sospechosa sobrefacturación en el intento de compra de las tierras de Teixeira, o ante la peligrosa continuidad de algunos vicios con olor a corrupción y prebendarismo en el manejo de la cosa pública, no implica que me esté sumando a sus delirantes teorías de conspiración política; a sus burdos rumores de amenazas de golpes de Estado; a su macartista campaña de paranoia anti-comunista resucitada de la época de la guerra fría y que haría palidecer a los mismos Stroessner, Pastor Coronel o Kururu pire; ni mucho menos que abone sus demenciales y oportunistas exigencias de juicio político contra el presidente.
No se equivoque, señor…
Si me ve en la calle enarbolando una cinta blanca para pedir por la liberación del ganadero secuestrado Fidel Zavala, reclamando una acción más decidida ante la ola de robos, asaltos y asesinatos, no me estoy olvidando de las muchas otras víctimas anónimas de la inseguridad, ni tampoco me engaño al creer que toda esta violencia es responsabilidad única de este Gobierno. Sé que hay una situación heredada, esfuerzos genuinos por depurar y profesionalizar las fuerzas de seguridad, mafias derramando sangre justamente por resistirse al cambio, pero también sé que desde el poder se debería hacer más, mucho más, por avanzar en el proceso.
No se equivoque, señor…
No tengo tan flaca memoria. No me olvido de quién era usted cuando manejaba este país como su territorio feudal, ni tampoco ignoro como amasó su macabra fortuna. No me venga ahora a presentarse como angelito caído de las nubes, ni como el nuevo paladín de la democracia, que nos conocemos demasiado bien.
Nunca creímos que el cambio iba a resultar fácil. Quizás estemos desilusionados de muchas cosas, pero no nos tome por tontos. El Paraguay se ha mirado al espejo y ha decidido emprender una nueva marcha, confusa, vacilante, llena de dudas y contradicciones, pero esa marcha es hacia adelante. Ya nunca para atrás.
No se equivoque, señor…