miércoles, 15 de agosto de 2007

De periodista pobre a político millonario



“Ser periodista es la manera más divertida de ser pobre", le gustaba decir al recordado colega Fernando Cazenave, ya fallecido. Quizás por eso, de un tiempo a esta parte hay una buena cantidad de personas que decidieron abandonar el periodismo y dedicarse a oficios más rentables. La política, por ejemplo.
Fue justamente Cazenave quien a principios de los años 80, cuando era Jefe de Redacción de Última Hora, decidió darle una oportunidad a un dinámico y talentoso joven ovetense, a quien conoció cuando relataba partidos de fútbol en la radio Difusoras Caaguazú de Coronel Oviedo, y le ofreció un puesto de redactor en la sección deportes de este diario.
Por si todavía no lo adivinaron, el periodista pelotero se llamaba Nicanor Duarte Frutos.
Apareció un buen día, con su porte provinciano y su guaraní popular, y rápidamente se ganó el aprecio de la mayoría de los compañeros de ÚH. El veterano Alejandro Noguera, secretario de redacción, lo apodó jocosamente "campesino". En poco tiempo pasó de deportes a otras secciones: interior, sucesos, política...
Nica vivía en una modesta pieza alquilada y, más de una vez, algún colega recuerda que tuvo que prestarle dinero para su pasaje en ómnibus.
Hay una pintoresca anécdota, casi leyenda urbana, que retrata la franciscana pobreza en la que nos desenvolvíamos los periodistas. Un día, Duarte Frutos tuvo que mudarse de la pieza en que habitaba, y le pidió a otro compañero que le ayude a transportar su mudanza... en su motocicleta.
"Pero, ¿cómo vamos a hacer una mudanza en una moto?", protestó, sorprendido, el colega. "Profesor... ¡solo tengo dos bolsones!", respondió irónico el ovetense, en guaraní.
Dicho y hecho, la mudanza se efectuó a bordo de la moto, en un solo viaje. Cuando estaban saliendo, Nica le dice a su transportador: "Esperame, me olvidé de mi ropero", y volvió a entrar a la pieza. El colega quedó preocupado: ¿Cómo iban a llevar un ropero en una moto? Pero Nica sale con un trozo de cuerda en la mano. "Este es mi ropero, aquí cuelgo mi ropa", le aclaró.

El sueño de la presidencia
Aquel periodista humilde, joven e inquieto, que supo ser un ilustrado y crítico columnista durante los últimos años de la dictadura stronista, tenía sin embargo una obsesión por la política. "Algún día voy a ser presidente de la República", se le oyó decir, más de una vez.
Ya mantenía contactos estrechos con el sector contestatario del coloradismo. Cuando cayó la tiranía en 1989 y asumió como presidente el general Andrés Rodríguez, no dudó en aceptar una invitación del entonces dirigente renovador Angel Roberto Seifart, para abandonar definitivamente su trabajo como periodista en ÚH y unirse a su gabinete en el Ministerio de Educación.
¿Cuánto tiempo ha pasado desde entonces? ¿Cuántos sueños, cuantos desengaños...?
Hoy, Nicanor Duarte Frutos lleva más de tres años como presidente de la República y junto a su experiencia como caudillo político también ha aumentado increíblemente su fortuna personal.
En 1999 declaró ante la Contraloría que tenía un patrimonio de 773 millones de guaraníes. En otra declaración realizada en 2003, admitió que el valor de sus bienes había aumentado a 2.200 millones. Es decir, en solo cuatro años, incrementó sus fortuna en 1.427 millones de guaraníes. ¿Cómo hizo...?

Investigación pendiente
Aparte de lo declarado oficialmente por el presidente como su patrimonio, hay circustancias que merecen, al menos, una investigación profunda por parte de la Fiscalía, la Justicia y la Contraloría. ¿Se animará alguien? ¿El fiscal Arnaldo Giuzzio, tal vez?
Una de estas circustancias tiene que ver con su participación en la propiedad de la hoy famosa empresa de publicidad Sistema Siete, que junto a una red de agencias es privilegiada con buena parte de la millonaria torta publicitaria de organismos estatales o binacionales como Itaipú, Yacyretá, Depacho de la Primera Dama, Repadeh, Secretaría de la Mujer, etc.
El 31 de octubre de 2006, el periodista Richard Ferreira publicó en Última Hora una primera nota, alertando que una "telaraña de agencias maneja la imagen y publicidad estatal", y deslizó la siguiente versión: "Hay fuertes indicios de que la agencia (Sistema Siete) es en realidad del propio presidente (Duarte Frutos)".
El 3 de diciembre de 2006, en ABC Color, Mabel Rehnfeldt y Sandra López iniciaron una serie de publicaciones, afirmando que la agencia que acapara la publicidad estatal es, efectivamente, propiedad de Duarte Frutos. Rescataron declaraciones que Nicanor hizo al mismo diario el 28 de noviembre de 2002, antes de ser presidente de la República, en las que sostenía: "Tengo una pequeña empresa, tengo acciones". "Sistema Siete se denomina...".
Prisionero de sus propias palabras, Nicanor se vio obligado a contradecirse. Esta vez dijo que no era el dueño, solo un accionista, y que en diciembre de 2002 abandonó la empresa. Sin embargo, el que aparece como principal directivo de la agencia, Enrique Ruiz Díaz, declaró a Radio Primero de Marzo que Duarte Frutos "solo fue empleado" de Sistema Siete. ¿A quién creer...?
Las supuestas acciones que Nicanor tenía en Sistema Siete no aparecen en ninguna de sus dos declaraciones juradas, pero sí aparecen otras acciones, por valor de 30.000 dólares, de una empresa denominada "Bussines Corporation International".
Siguiendo la pista, Rehnfeldt y López descubrieron que este otro negocio en el que estaba metido el presidente es un puerto privado en Ciudad del Este, vinculado al poderoso empresario fronterizo Carlos Barreto Sarubbi, que fue denunciado reiteradas veces como un sitio por donde varias empresas (como "Latina Import") ingresaron mercaderías de contrabando y evadieron al fisco por cifras millonarias.
Acosado por las denuncias, Duarte Frutos pidió que la Fiscalía investigue a Sistema Siete. El fiscal general, Rubén Candia Amarilla, designó para el efecto a Sergio Alegre, quien varias veces fue visto jugando partidos de fútbol con el presidente en Mburuvichá Roga. El fiscal Alegre fue el mismo que investigó el caso de la millonaria evasión de Latina Import (que operaba por el puerto del cual es socio el presidente), pero todo quedó en el opa rei.

Los parientes millonarios
De ser dueño de solo un trozo de piola como "ropero", Duarte Frutos hoy es propietario de casi toda una cuadra de edificaciones en Barrio Herrera. Aunque generalmente juega a decir que "no tiene plata", a veces algo íntimo lo traiciona y aparece con evidentes ostentaciones, como la que realizó el día de las elecciones coloradas, cuando apareció a votar a bordo de un lujoso automóvil Subaru Impreza, recién adquirido.
Hay quienes hablan de la compra de un avión, que quedó a medio camino. Hablan de estancias en el Chaco, o de otras propiedades y empresas, pero nada ha podido ser demostrado con documentos. La última versión, dada a este blog por un ejecutivo de la misma empresa, es que Nicanor compró recientemente Radio Caaguazú de Coronel Oviedo, la legendaria emisora fundada por el músico Hilarión Correa, precisamente el medio en el que empezó su oficio en el periodismo, cuando era aún adolescente. ¿El sueño de la radio propia?
Pero otro aspecto llamativo, que también reclama una investigación a fondo, es el caso de algunos parientes y amigos que se enriquecieron de la noche a la mañana, desde que Duarte Frutos llegó a la primera magistratura.
Por ejemplo, Gerardo Martínez, un carpintero ovetense, socio de Rodrígo Espínola Soaleche, primo de la primera dama, que en dos años le facturó 3 mil millones de guaraníes al Ministerio de Educación y pasó de una humilde casita a una mansión en pleno centro de Coronel Oviedo.
Por ejemplo, Federico Frutos, ministro de deportes y primo hermano de Nicanor, que entre 2004 y 2005 obtuvo 23 adjudicaciones, la mayoría del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, y le facturó al Estado más de 5 mil millones de guaraníes.
Por ejemplo, José David Orrego, esposo de la hermana de la primera dama, quien de su condición modesta pasó a adquirir en 2003 una estancia de 3.750 hectáreas en el Chaco, por 183 mil dólares.
Por ejemplo, Rodrigo Espínola Solaeche, ahijado de Nicanor, un joven estudiante de ingeniería que vivía en la casa del presidente, que compró una vivienda por 350 millones de guaraníes al contado en el barrio San Cristóbal.
Un detalle pintoresco, que demuestra la extravagancia de los "nuevos ricos" del entorno presidencial: José David Orrego, Federico Frutos y Rodrigo Espínola Solaeche se compraron la misma marca y modelo de camioneta todo terreno: tres Dogde Ram cero kilómetros, por las cuales cada uno pagó 57 mil dólares a la firma Cencar.

El estigma de la corrupción
En su discurso electoral como candidato, Nicanor dijo varias veces que una de sus grandes aspiraciones es abandonar el poder sin enfrentar procesos judiciales, ni ser acusado por su pueblo de haberse enriquecido ilegalmente.
Hasta ahora, todos quienes ejercieron el cargo de presidente de la República en la transición democrática, han estado sospechados, acusados o procesados por delitos de corrupción.
El general Andrés Rodríguez Pedotti, quien derrocó al dictador Stroessner, se llevó a la tumba las muchas sospechas de haber estado involucrado en casos de narcotráfico. Juan Carlos Wasmosy fue condenado a 4 años y 6 meses de prisión por el auxilio irregular a un banco que defraudó a sus ahorristas, pero fue sobreseido. Raúl Cubas Grau fue procesado por malversación de fondos y por la liberación ilegal del golpista Lino Oviedo, pero fue sobreseído. Luis González Macchi fue condenado por enriquecimiento ilícito a 6 años de prisión y hoy goza de la reclusión domiciliaria.
¡Triste destino el del Paraguay: ver a sus presidentes terminar sus mandatos con cuentas pendientes con la Justicia!
Nicanor Duarte Frutos, el humilde periodista que se transformó en político millonario, ¿logrará ser un ex gobernante diferente?

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