domingo, 19 de agosto de 2012

Una tevé pública a medio camino



(Publicado por: Andrés Colmán Gutiérrez en ÚH - Sábado 21 Julio 2012).

Hace un año, mientras compartíamos un café, el cineasta Marcelo Martinessi me hizo una de las propuestas laborales más tentadoras en mi carrera de comunicador, cuando me ofreció la dirección periodística de la naciente Televisión Pública.
Quedé sorprendido. Yo acababa de publicar en ÚH reportajes sobre negociados en Itaipú, y no era precisamente un santo de devoción del Gobierno de Fernando Lugo, pero Marcelo dijo que un periodista con perfil crítico e independiente permitiría dejar en claro que es una televisión de la ciudadanía, y no solo del Estado ni del Gobierno.
Me tentó, no solo por la mejora salarial que implicaba, sino porque era una linda oportunidad de ayudar a consolidar un medio diferente. Pero tenía miedo de que el sectarismo se imponga sobre la precaria institucionalidad, y no quise que mi trayectoria profesional acabe pegada al aventurerismo político, por lo que no acepté la oferta.
Desde afuera seguí con entusiasmo la evolución. Contra todos los pronósticos, vi crecer y consolidarse una propuesta de televisión alternativa, plural, creativa y profundamente enraizada en los valores culturales del Paraguay.
Aunque esperaba que surja un programa político como el controvertido 6,7,8 de la TV Pública argentina, para defender al Gobierno y atacar a los opositores, no fue así. Por el contrario, surgió De igual a igual, un delicioso programa de entrevistas con Milda Rivarola y Alfredo Mengo Boccia, dos de los más lúcidos analistas políticos del país, que tuvieron como invitados a figuras para nada emparentadas con el luguismo, como el exgeneral Lino Oviedo o el senador Calé Galaverna.
Aún con limitaciones técnicas y presupuestarias, la TV Pública logró rescatar y difundir gran parte de la obra de los audiovisualistas paraguayos, emitiendo cortos nacionales y de ficción, hasta entonces ignorados por los canales comerciales. Y lo más increíble: pagando derechos de autor a los realizadores y productores.
Programas de memoria sobre violaciones de derechos humanos durante la dictadura, o sobre la riqueza cultural de los pueblos originarios, espacios con voces propias de jóvenes y mujeres, o visiones del mundo campesino con el amplio uso del idioma guaraní, marcaron una pantalla con mucho profesionalismo y en calidad digital HD.
Pero el sorpresivo quiebre político dejó sus secuelas también en la TV Pública. Tras la incidentada transición y una perversa campaña de ataques a colegas que trabajan allí, el programa de Milda y Mengo ya no se emite, y otros espacios están en vías de cancelarse. Se nota una falta de política clara. Sería lamentable que la promisoria construcción de un medio ciudadano se quede a medio camino.



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