miércoles, 1 de agosto de 2012

¡Criminales! El 1A, ocho años después...


(Hace ocho años, en medio del horror, el dolor y la indignación, escribí y publiqué en Última Hora este artículo, que titulé: ¡Criminales! Ocho años después, no cambiaría una sola coma...)

Pudo ser un accidente, pero fue un horroroso crimen masivo. Ayer, ante el mezquino temor de perder unos cuantos miserables guaraníes, alguien impartió la criminal orden de que se cierren las puertas del supermercado Ycuá Bolaños - Botánico, dejando a cientos de hombres, mujeres y niños encerrados en una dantesca trampa mortal.
Se podrán inventar miles de justificaciones, pero nada podrá borrar esos terribles e interminables minutos en que las personas que venían huyendo de la explosión, del derrumbe, del humo y del fuego, se encontraron atrapadas contra una gruesa pared de vidrio polarizado, sintiendo que el aire se les terminaba en los pulmones, viendo al otro lado la calle inalcanzable, la vida que se les escapaba en cada bocanada.
No sé qué dirán... No sé qué podrán decir... Nada de lo que digan borrará la pesadilla de esos agónicos minutos finales que no se describen ni en el Infierno de Dante. Nada borrará el horror de esos rostros impotentes aplastados contra el vidrio, esas manos frenéticas arañando con las uñas las puertas cerradas, mientras desde el otro lado los transeúntes y familiares también golpeaban desesperadamente las mismas paredes con piedras, palos, tratando inútilmente de abrir algún boquete que pudiera ayudar a salvar vidas.
Cuando consiguieron abrir el primer boquete, ya fue muy tarde...
No. Mejor que no digan nada. No hay dinero que pueda pagar el precio de tantas vidas, de tanto dolor, de tanta angustia. No hay respuesta alguna que pueda sacarnos la eterna duda de cuántas vidas se hubieran salvado, de no haber existido la criminal orden de cerrar las puertas y los portones.
Criminales... Criminales... Criminales...
Pero no solamente ellos...
Criminales son también los que diseñaron y construyeron el enorme y supuestamente moderno complejo comercial como una enorme y moderna ratonera, sin las mínimas salidas de emergencia y los básicos sistemas de seguridad.
Criminales son también los que aprobaron los planos de construcción haciendo vista gorda a las irregularidades, quizás a cambio de alguna suculenta coima, sin importarles lo que podría llegar a ocurrir. Criminales los que deben inspeccionar si estos edificios se ajustan a las exigencias de la ley, y no lo hacen, o lo hacen a medias, o lo hacen mintiendo a cambio de dinero.
Criminales los que siguen manejando este país hundido en un mar de corrupción y de lucro fácil, a costa de la seguridad y de la invalorable vida humana.
Criminales... ¿Podrán dormir tranquilos el resto de sus noches, después de todo lo que pasó ayer?
No hay palabras... No hay palabras que puedan dimensionar el dolor de tantas vidas perdidas, este agujero grande que nos quedará para siempre en el alma.
Por sobre la tragedia nos conmueven las expresiones de increíble solidaridad, que empezaron a llover a apenas minutos de la tragedia. Las muchas historias de heroísmo, que más allá de todo el dolor y de toda la muerte, nos dan la esperanza de que podamos aprender la lección de construir un país más en serio, sin corrupción y sin impunidad.
Exijamos justicia contra los criminales.
No olvidemos jamás a las víctimas de este 1-A.
Acompañemos a los familiares de las víctimas en su dolor sin fin.

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